CAMINOS
 

Serpentean los caminos hacia la incertidumbre y yo, al cruzar, me apego a la razón de no esconderme, de estar sobre la duda, insatisfecho y locuaz a la vez; peregrino insaciable de «nortes» efímeros.

 
Serpentean los caminos bajo la luz difusa de una tarde sin respuestas; vulgar y silenciosa, la noche se apresura a derramar la tinta sobre páginas y páginas que el poeta se guarda para sí, sin más razón que, la de no poder explicar, la sinrazón del mundo.

 
Serpentean los caminos, hacia la certidumbre del único camino imposible de eludir. El poeta lo sabe, por eso desconecta el tiempo del reloj de la vida y se pone a pensar, se hace un selfie delante de los libros que aún le quedan por leer, y se da cuenta —aunque tarde—, que la vida, es algo más que vivir.
 

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