DESAFINACIÓN
 Hemos dejado que el mundo se desafine como una guitarra frágil. Habrá que olvidarse de los grandes intérpretes e intentar encontrar, al menos, aquellos que sepan leer la partitura justa. Una vez más, la música que mueve el mundo está desafinada en sus conceptos; nos hemos rodeado de intérpretes que, aún estaban, aprendiendo la afinación perfecta y sus sonidos chirrían demasiado alto.
No sé si la verdad está escrita en tono mayor o es la sinrazón de las pantallas lo que amplifica la vulgaridad de los intérpretes. No basta con que apaguemos las pantallas o desconectemos el sonido que nos hiere; tal vez la solución sea, hacer con las palabras un álbum de interrogantes, donde el paso del tiempo, nos ayude a deshacer las dudas.
Hemos dejado que el mundo desafine la música que nos lleva, y la estridencia, recorre las calles, sin apenas dejar que las personas hablen.
 
 

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