DESPUÉS DE LA SOMBRA La lentitud del árbol es palabra o precipicio donde la hoja muere, cuando el viento dispersa su afonía entre las voces. Mudez inquieta es la ausencia que el viento recorre en su discurso, arrinconando placeres que nunca ya serán reconocidos por la acezante voz que los oídos guardan. Queda el árbol con su sombra y su palabra desnudamente bella, ante el ojo que en su perfil descansa, como una oración o murmullo incontenido. Lentísima la promesa, alza el vuelo entre las hojas que hasta la tierra caen, y no es oída palabra alguna, entre ese placer que esculpe su violenta lágrima en los marfiles, y toda una programación repetida hasta la saciedad en las pantallas. Caemos de un verano a un otoño, y poco a poco, vamos recuperando la estrofa del poema olvidado.

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