HORA ES, de aminorar la marcha y los presagios, de encontrar las certezas bajo el barro, de animarse a “sufrir” las decisiones que enturbian lentamente los trabajos, como si no quedase nada cierto, para escribir la infame controversia que hace de lo fácil, lo precario. Hora es, de secuenciar historias imposibles que a nadie importa ya su rigidez y su alto consumo innecesario. La vida nos reprocha, todo lo que la vida anhela encontrar bajo la espuma, de lo que no sabemos aún reconocer.

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