EL PASEO DIARIO

TODO ES CORRER hacia el borde mismo de la vida. Hacia el destino sin voz que nos espera. Hacia esa soledad arrepentida de haber corrido tanto, sin apenas saber por qué lo hacía. Caemos en la trampa de lo que espera y arde, adentro de la voz que nunca vemos; nos atrofia, creer que la distancia está prevista y, que nunca podremos fracasar en la carrera. Mas, la longitud se mide, después de haber llegado; cuando nadie comprende por qué lo hicimos, si el mundo está perfecto para el paseo diario.

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