LEO EN MIS LIBROS

Leo en mis libros, lo precario de un tiempo y de un esfuerzo por conquistar la vida. Me recuerdo a mí mismo, intentando hacer de la palabra, la duda inconsistente de lo que no se nombra; ese alarde supremo de encontrar lo encerrado en la casa vacía, sin miedo de hacer de la esperanza, la voz de los futuros, donde el tiempo acaba por decir lo que no sabes, mientras la vida cruza alegremente por las calles repletas de inocencias. Leo en mis libros, todo lo que quise decir y no pude, porque la voz cantaba en los silencios y, el ruido, rebotaba en las paredes sin sueños, como esa pelota que el niño lanza contra una portería inexistente.

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