LAS
ESTRELLAS
Cargo el día sobre la
espalda de la noche, y me dispongo a escuchar lo que de mí comentan las
estrellas; esas brillantes formas de acero o de cristal, que no sabemos desde
cuándo nos miran; a veces interpretan el cansancio de los hombres, como si no
quedase otro remedio que, sobrevivir a la desesperanza.
La noche es un silencio corregido en la voz de las
distancias. Una espesa neblina que resguarda del odio de las gentes, al tiempo
que endurece lo que de mal tenemos. Por eso yo pregunto —sin respuesta
aparente—, ¿qué dicen las estrellas de lo que no sabemos…?
Cargo el día en la noche y la noche responde con dureza: «No
cargues en mi espalda la luz de tus proyectos, yo solo te doy fuerzas para
seguir luchando; arráncale a los días, lo que la luz te niega».
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