LA
LIBERTAD FINGIDA
Imagen tras imagen, la
vista nos conduce lejos de la palabra olvidada. Somos ese arpegio de colores y
tonos que nos hacen objetos llenos de incertidumbre; personajes de ese mismo
personaje que vemos en la pantalla, sin apenas escuchar lo que dice, sin apenas
conocer el oculto silencio de sus sueños; la verdad de su palabra escrita.
Nos vamos alejando de aquello que nos mide como seres
humanos. Vamos dejando vacío nuestro cerebro de verdades que nos ayuden a
comprender la vida; después de todo —me dirán—, cuanto menos sepamos, más
felices seremos y, no es verdad, no; cuanto menos sepamos, mejor nos llevarán
adonde «quieren».
La imagen es la libertad fingida de aquello que creemos
conocer; no seamos tan necios que, olvidemos analizar los signos, los
«mensajes» y aquel certero rostro de la duda.
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