ENTRE LAS MANOS


Me queda entre las manos un poema de aquello que no dije. El tiempo condiciona y apremia su escritura, mas yo —al margen de lo escrito—, presiento que, lo dicho, es bastante más amplio que lo que nunca imaginé escribir.

         Las palabras a veces se confunden con fragmentos de tiempo; nosotros las dejamos para «cuando la vida», y el tiempo se las lleva, para «cuando el silencio».

         Me queda entre las manos el rostro sin escusa de aquello que la vida fue poniendo a vuelapluma; intento acariciarlo, comprender su fatiga, imaginar sus vuelos, llorar sus advertencias, y no consigo nada: las manos siempre hablan, cuando la vida calla.

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