ETERNAMENTE
SOLOS
Atado queda el mundo, a lo
que fue escrito por hombres y mujeres que amaron su momento y su vida.
Desnudamente bellas, las ideas, conformaron la alfombra donde pisar la vida,
fueron creando el orden del desorden más perfecto, la astucia del triunfo, sin
construir barreras al fracaso. Nada fue tan importante, como salir del pozo o
la miseria; como intentar reconstruir el mundo.
Y el mundo sigue atado a las ideas. Sigue creando nuevos
pozos sin fondo donde guardar la esperanza del que se siente solo, donde
esconder la certeza del triunfo; el sueño derrotado de los débiles.
Atado queda el mundo, desolado y perfecto, como la voz
ahogada del amo de la noche; como el grito sin eco en el desierto único, donde
nadie responde; como la voz cambiada del último político que intenta convencer
a los que bailan solos; eternamente solos, dentro de las paredes del último
refugio que la vida les dio, para guardar sus muertes.
Atado queda el mundo, y nosotros, mirando las pantallas que
dictan el «último diseño» que nos hace sentirnos: eternamente solos.
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