PENÚLTIMO
DESEO
Cortamos el año en rodajas,
y lo colocamos en una imaginada bandeja de plata, para «consumir» poco a poco.
Programamos los meses venideros y los deseos, como si fuesen juguetes a
compartir. Avanzamos programas que, a veces, no llegan a interpretarse nunca en
el escenario previsto, y no somos capaces de prever la falta de entusiasmo que
la vida antepone a los proyectos. La salud, a veces, obliga a dejarse caer
sobre las dudas necesarias. De ahí, el triunfo del tiempo sobre todos nosotros;
la verdad de la excusa, antes del reto; el silencio camuflado entre palabras
que el poeta se guarda para siempre; la penúltima noche de ese año que tuvo su
«bandeja» y sus triunfos, sus miedos y sus libros por leer; su corazón de
números escritos entre rojos y azules —ya previstos—, para llegar a ese
penúltimo deseo de lo escrito. ¡FELIZ AÑO NUEVO, 2019!
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