MANCHAS
DESCOLOCADAS
Muy despacio te agredes a
ti mismo, como si no quedasen rostros en la penumbra ni «ayeres» sobre el filo
de la perplejidad. Visitas uno a uno los momentos felices y, los dejas morir
fuera del mundo; nada queda de aquello donde la luz ardía en deslumbrante
llama: la forma ya no habla; el rumor ya no escuece; el silencio te obliga a
desdecir la farsa.
Hora es ya de agradecer la vida; de hacerte una bufanda
contra el frío que acosa y no derriba; de espaciar la torpeza, entre las tardes
huérfanas de salarios y cines con película. Hora es ya de comprender la
historia que abraza tu pasado, sin dejarte llevar por los futuros que adornan
la esperanza tras la nube, sin aparente lluvia.
Muy despacio te agredes a ti mismo, mientras el tiempo deja
sobre las manos limpias, manchas descolocadas, como pétalos solos, caídos a una
tierra sin flor y sin jardín.
Hola Antonio, últimamente, no se mucho de ti, pues no te dejas ver mucho, y te tengo que decir, que me gusta estar en contacto con paisanos y amigos, y a ti siempre te he tenido por las dos cosas y además colega a nivel musical, espero que estés bien. Un abrazo amigo.
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