EL
DOLOR
Llevas el dolor contra la
espalda del olvido y nunca reconoces haber sufrido tanto, como la vida nos
enseña. Te muestras observador de todo, filósofo sin causa, crítico de la
sociedad, enseñante de lo etéreo a fuerza de buscar la desazón del mundo,
dentro de lo que somos. Apenas se desnudan las palabras, tú corres a vestir con
tus manos de verso incontenido, la desnudez del verbo solitario, donde ya nada
importa; ya no cae de las mejillas el color de las burlas; ese recomponer las
apariencias, para que el tiempo siga de dolor en dolor, llenando nuestras manos
de proyectos y dudas.
Llevas todos los dolores, adentro del dolor que tú no sabes
compartir con los que te rodean. Cada cual es un silencio adentro del silencio;
metáfora de lo que nunca fue escrito sobre el agua del mar, allí, donde caemos
eternamente solos; desde un «nunca» irrenunciable, a un «siempre», en su
profunda noche.
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