EL
TROZO DE VERDAD
El trozo de verdad que nos
seduce, oprime la garganta hasta hacernos saber que no sabemos; que, la
estrella fugaz, pasa de noche, cuando apenas podemos recordarnos en los sueños
que nunca recordamos. Los presagios nos mienten sus palabras y desvelan temores
olvidados; hacen de la extrañeza, ese lugar sin mundo, amarrado a la estela de
un barco sin su agua.
El trozo de verdad es un regalo que nos dejan despacio y sin
saberlo, escondido adentro de las horas, como un trozo de pan lleno de hormigas
que nunca llegaremos a probar. La tarde se enamora de nosotros y nos pinta
reflejos en el rostro; hace de lo precario, un extenso jardín donde yacemos al
borde de los besos, y el deseo, se nos amora más adentro de donde nace el
fuego; más cerca y a la vez, más perverso y desolado.
El trozo de verdad, cruza la noche en su silencio y no nos
deja ver la certidumbre del horizonte inquieto, no nos deja probar lo que
sabemos, para saber si es cierto; nos esconde la luz detrás del mundo, como una
luna fría, sin respuestas ni anónimos pastores que deambulen cabeza abajo el
rostro de la noche. Busco sin encontrar, el trozo de verdad que me seduce… Tal
vez mañana sea la parte que quedaba para encender la luz.
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