AUNQUE
HABLE LA VOZ
Aunque hable la voz, lo desnudo se guarda en la
memoria herida por tardes y regresos no previstos; engastados en pulseras o
miedos que siempre escogeremos entre las baratijas que adornan nuestro armario.
Nos queda la razón y el ánimo de versos doblegando
el laberinto amate de la espera, y ese cruce de voces que nos hablan desde
todos los puntos cardinales, como si el viento errase el círculo silente de su
estrella.
Quizás hablo antes que el miedo invente los metales,
y se apodere solo de aquello que jamás encontraré; no sé por qué la inoportuna
risa del payaso que aguarda en su farola que la noche no venga a su tragedia;
no sé, quizá la voz se esté escapando sola, como el agua se escapa por la
grieta.
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