HABER
SOBREVIVIDO
Aterrada se queda la precisa palabra del poeta,
eterno valedor de lo que nombra o destruye o silencia o esgrime contra el
mundo, como un guerrero solo que jamás advirtiese la presencia de la trampa o
la burla.
Precoz en su dominio, auto-ignora o desprecia los
versos desolados de tanto acariciarse junto al mar. No detecta la armadura del
mal sobre la arena, ni aquella gravedad con que se mienten los hombres solitarios.
Queda poco para decirlo todo, para llenar de miedos
las palabras y ese agujero azul de los teléfonos que nos llenan de voces los
jardines, cuando la noche empieza y nos repugna, haber sobrevivido a tanta
incertidumbre.
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