LLUVIA
Cae la lluvia despacio, como un juego escondido en las
paredes del vientre de la tarde; apenas si nos deja su murmullo anticipar la
suerte del vencido.
Nos derrota, la misma sensación de no sabernos
ágiles y desordenados; perfectas marionetas de la duda y la espera, en tardes
sin color, ni incendio que las queme.
Esta lluvia nos limpia la conciencia de sabernos
cómplices de la nada, atávicos triunfos de lo efímero; personajes sin cuerpo
que se nacen y brotan de palabras, como plantas dispares que necesitan agua
para sobrevivir.
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