TIEMPO
ENTRE LAS MANOS
Esperas que los versos queden como dormidos entre
la sinrazón de tanto miedo y ese absurdo terror que nos persigue.
La travesía se complica por la imagen, por el cerrado
extremo de lo que no se piensa, por la voraz canción de lo que no se canta; por
aquello que nunca nos dejará su sueño entre las manos.
Esperas que los versos —que tus versos—, delaten la
porfía del silencio, la exacta magnitud de la pereza; ese ahogarse sin agua de
las noches.
Tal vez no quede nada de lo escrito-pensado, de lo
que amargamente resucitas en tus muertes primeras, para que el tiempo acabe
sucumbiendo entre las manos, de tanto tropezar.
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