Otro día más
reconciliándome conmigo mismo. Apartando de mí las tentaciones innecesarias que
hacen de nosotros, serviles adeptos. Otro día más bajo la luna infinita de las
noches sin luna. Amortiguando el golpe de caer sin un arnés, sobre las calles
vacías, sin urgencias fugaces y llenas de virus sin mascarilla.
Otro día más aguantando el peso de la
desobediencia incívica y fugaz de un lamento que, siempre es culpa de todos los
que nos rodean.
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