CUANDO EL SILENCIO HABLA El trozo de miseria que nos queda se esparce rutinario por el mundo, mientras el mundo espera contenido, a que el aire se mezcle con la vida y nos anuncie el fin de la tragedia. No somos tan absolutamente «grandes»; somos la esclavitud de lo negado, el rostro sin espejo que se burla del rostro con espejo que se admira del traje que lo viste; somos como un regalo imprevisto que se oculta en la caja de las banalidades: todo fuego, cuando la noche acaba; todo frío, cuando el silencio habla.

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