BUSCO EL PROGRAMA SECRETO que un día escondimos bajo tierra, como algo necesariamente cierto para poder soñar. Los sueños cobraron su tristeza y sus preludios, al tiempo que la vida nos dejaba mar adentro, como si ya supiésemos nadar. Todo fue, sobre la vida andando, navegando a contraviento, conquistando la desnudez del rito y la parodia, para dejar de estar sobre la duda que el tiempo nos reclama, por ese tiempo consumido, adentro de la lucha y la esperanza.

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