CORNETAS Y TAMBORES

SUENAN las cornetas. Los tambores agreden la pared de los silencios y, hacen de la memoria, el viejo retroceso a lo nombrado, a todo aquello que, la vida —cual espejo repetido—, nos trae a la epopeya de vivir lo que olvidamos. Suenan las cornetas, y del oído, emerge la esperanza de creernos a salvo de nuestro propio sueño; nada nos pertenece y, sin embargo, la luz de los faroles hace que no veamos, la luz interminable, de aquello que nos dieron para salvar la vida.

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