CUANDO LA MUERTE OLVIDA LAS PALABRAS
La mañana está sincera, como la voz o el grito de la astucia que nos habla, sin decidir verdades encontradas. Vamos desmoronando las palabras como trozos de pan en los bolsillos, y no sabemos bien, dónde guardar las migas que, entre los dedos bailan, como si fuesen “restos” sin un principio serio.
La mañana está sincera en su color de muerte. Enraizada en la voz que no sabemos desde cuándo nos habla; desde cuándo nos abre el corazón a la memoria escrita de la vida; ésa, que el mundo busca, cuando la muerte olvida las palabras.
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