HORA ES DE AVECINDAR PALABRAS
Hora es de avecindar palabras y lugares, adentro de la excusa y el mutismo, donde fueron cayendo las frases que tuvimos para adornar el mundo. Danzamos con un ritmo presuroso que nos hace doblar las alegrías, como piernas de goma; somos la voz que canta lo que habla, aunque apenas recuerde lo que nombra, sin más razón ni precio, que, preocuparnos de aquello que nos dice, la voz de los silencios.
Hora es, de que escondamos todo lo que de cierto tiene, lo incierto de la vida; de que aprendamos juntos a desnudar los “bulos” con que la vida enseña a crearnos dolores, antes de que éstos lleguen. Hora es, de que miremos todo con los ojos abiertos, lejos de las pantallas que, lejos de enseñarnos, nos llenan de colores que la vida no tiene.
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