EL RECUERDO
Me cruzo con la verdad, en la calle-silencio de la
tarde. Pocos son los que a mi lado cruzan, escondiendo la luz de sus miradas
bajo el cristal teñido de unas gafas, oscuras como el miedo. La tarde, desnuda
de proverbios, atemoriza y calla los gritos de la fiesta, para cuando el
termómetro se canse de decirnos la cruel temperatura, y nos haga volver a la
belleza de creernos felices. Somos la sinrazón de lo perdido, esa angustia de
ver que no podemos quitarnos de la frente, la belleza de un sueño que, apenas
si nos llega.
Me cruzo con la verdad, en la roja verdad de un ferro
agosto; quitándonos silencios en las noches y, amenazando el ritmo de los
pasos, en las tardes calladas, sin un juego.
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